sábado, 27 de noviembre de 2010

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En los sueños acabados, destruidos por el amanecer; se observa un atisbo de materialidad, un cuerpo desnudo lleno de yagas y males, descubierto por el frío metálico del viento. Su cara blanquecina y pacifica no demuestra pesar alguno, sino una pusilánime actitud creada en base a recuerdos sobre el mar.
En los sueños acabados, destruidos por la razón. Nada es maligno, nadie es asesino. Solo son sueños, palabras, creación, fantasía, vanguardia y desolación ¿Qué es un sueño? Una pequeñez, un frenesí, una culpa, un efímero deseo de resurrección: caótico y desordenado proyecto inconcluso… un parir a medias.
En los sueños acabados, destruidos por el placer. La tristeza se vuelve un recodo para la plenitud. Los placeres mundanos se metamorfosean en divinos deseos… una vida es un sueño, una vida es ensueño, nuestra vida es ensueño.

(todo lo que comienza en comedia termina en Mallarmé)

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