domingo, 30 de mayo de 2010

limosna


Las campanadas católicas comenzaron tarde, siempre comienzan a las nueve y media pero hoy comenzaron con siete minutos de retraso. Era de noche, sin embargo llovía tenuemente en la ciudad. Camine hacia la puerta de la iglesia a pedir limosna a los feligreses que entraban atrasados al sermón del cura delmard. Algunos hombres de terno raudamente sacaban una moneda para así no demorar más su camino hacía un seguro puesto frente al altar. Otros, me ignoraban sin ninguna culpa, algunos me negaban con la mano o con una palabra despectiva, a los niños de daba un cierto temor mi cruda presencia ¿acaso nunca habían visto a un mendigo? .Al fin y al cabo ninguna moneda entregaba era con verdadera caridad, de igual forma recaude dinero suficiente. Con desdén camine por el asfalto mojado hacia la gran casa. Era una noche fría y amarga donde las penas se funden con las alegrías, los recuerdos se mezclan con la realidad confundiendo todo haciéndolo irreal; como una fáunica pesadilla.
Ahora en la gran casa: mi hogar que comparto con perros, drogadictos, pedófilos, ratas y cucarachas desde tantos años que su suciedad imprime cada putrefacto lugar. Este es mi antro donde me emborracho junto con mi sombra contemplando el devenir de mi soledad, buscando tal vez erradamente un consuelo junto a la luna que me haga sobrevivir a las frías noches de tempestad como esta.
Trago tras trago anestesia mi cuerpo. Las calles están vacías, igual que mi cabeza, igual que alma, igual que mí ser. Todo en mi sé a podrido, todo en mi esta carcomido, tan solo soy una cascara que recubre el vacío, mi soledad eterna junto al cielo, contemplando el firmamento junto a mi sombra…
Anochece y me consumo. La tormenta azota mi hogar crudamente. Todo se filtra, las ventanas están rotas; el piso se humedece cada vez más. Cierro los ojos tratando de fugarme a la fantasía pero, es imposible; las mariposas no vuelan en la lluvia, las luciérnagas no se iluminan en la tempestad: los sueños se ahogan en la lluvia.

No te puedo recordar, me es imposible…

No me puedo escapar, mis pies están llenos de concreto.

¿Sí me hubiera quedado en casa?

Te recuerdo con fatalidad, me gustaría que estuvieras junto a mí.

Junto a ti no había miedo. Te amo…

Pero ya tu me miras desde el jardín de al lado. Ya escapaste, ya eres libre…

1 comentario:

  1. La triste y repetida historia de millones que caen en una despreciable situación de pobreza.

    La responsabilidad no se niega amigo...

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