viernes, 2 de julio de 2010

imaginacion...


Escribo…

En mi pieza perdura el silencio. La calma y la oscuridad se funden creando un ambiente único y apacible. Acostado reflexiono burdas paradojas que no conducen a nada, busco un imaginar centellante como lo soñé cuando pequeño, en donde mis problemas se reducían a tan solo unas cuantas patrañas y rabietas mal controladas. Recuerdo el sol azotándome la frente, mis ojos depositados en el balón, en mis amigos, en mis juguetes, en mi ser. Nada me faltaba… esperen, recuerdo un sentimiento vacío y parco, no: no era un sentimiento, era un anhelo: si, recuerdo ese anhelo, lo recuerdo claramente.
Tenía el pelo largo y ocupaba pantalones color cobrizo. Su piel era de un blanco invierno, sus ojos eran de un marrón profundo y uniforme que acentuaba aún más su caucásico parecer. Era pequeño y rechoncho: gustaba de grandes festines junto con su familia. Jugaba brisca con los mayores, escribía el puntaje en los juegos de domino y leía ciencia ficción. Planeaba casarse con una extranjera de esbelta figura y magnos senos. Prefería caminar que correr, siempre andaba rascándose los testículos por el bolsillo del pantalón y nunca estudiaba ya que albergaba un sueño acumulado de noches de imaginaria masturbación.

Nunca tuvo nombre. Claro, si jamás nació ni murió, solo existió en los parajes de una imaginación infantil, solo existió en mi cabeza. El es el amigo que jamás tuve, el fue mi compañero de tantos pensamientos inconclusos e incomprensibles; él era mi anhelo, el era mi sueño, el era mi hermano…

1 comentario:

  1. wooo!! por un momento pensé que hacías una auto descripción de tu persona.
    Tal vez a todos nos falto un par con quien compartir, un compañero de juegos.

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